domingo, 1 de junio de 2014

August: Osage County -" La vida es demasiado larga " T S Eliot

http://youtu.be/XiBMRLCl99g

http://youtu.be/3hOdvPeffyk

“La vida es muy larga”. Eso dice la voz de Sam Shepard al inicio de “Agosto”. Y añade: “la frase es de  T.S. Eliot, que no ha sido el primero que lo ha dicho ni el primero que lo ha pensado, pero se la atribuimos a él porque fue el primero que se molestó en escribirla” (concretamente en su poema “Los hombres vanos”). Las horas, los días en los que se desarrolla la película, son mucho más largos para sus protagonistas que para los espectadores. Igual que en la frase de Eliot, no es la primera vez que vemos en la pantalla una historia en la que una reunión familiar estalla en modo de catarsis (por citar un solo ejemplo, se me viene a la cabeza la estupenda “Secretos y mentiras” de Mike Leigh), y tampoco podemos atribuirle el mérito de este subgénero a John Wells (director) ni a Tracy Letts (autor). Pero “Agosto” es la mejor opción para ir al cine este fin de semana.
Lo primero que habría que aclarar es que estamos ante una (notable) obra de teatro trasladada al cine, un texto de Tracy Letts ganador del Pulitzer y que hace poco interpretaron en España Amparo Baró, Carmen Machi e Irene Escolar, entre otros. Es de esas películas en las que el texto domina sobre la imagen, en las que las palabras condicionan la interpretación. No queremos decir con esto que la dirección de  John Wells (“The company men”), las actuaciones de un reparto en estado de gracia (en especial Meryl StreepJulia Roberts y Julianne Nicholson y las inspiradas melodías de Gustavo Santaolalla no sean decisivas para que “Agosto” sea una película de obligado visionado. Pero la obra de teatro está bien escrita, la película está bien adaptada, y en estos tiempos en los que EE.UU. nos envía tantas historias envueltas en fuegos artificiales de efectos y nombres estelares, se agradece esta época del año en la que la proximidad de los premios nos trae los mejores textos de Hollywood.
Porque estamos ante una película de Hollywood, producida nada menos que por los Hermanos Weinstein (y por George Clooney), que tan bien conocen la industria y que entre otras cosas son expertos en colocar a sus actrices en la carrera de los Oscar (Meryl Streep y Julia Roberts ya optan a los Globos de Oro y a los Premios del Sindicato de actores, y Julia al BAFTA) y en tomar decisiones sobre sus repartos en principio tan descabelladas como incluir a Ewan McGregor o Benedict Cumberbatch en una historia profundamente americana, decisión sobre la cual tuvieron que dar numerosas explicaciones al propio Tracy Letts. El resultado es brillante, sobre todo si tenemos en cuenta que para el papel de Cumberbatch se llegó a pensar en Jim Carrey, alias “el muecas”.
“Agosto” nos cuenta la historia de la familia Weston, que vive en una gran mansión en el estado de Oklahoma. Meryl Streep, la matriarca de la familia, está gravemente enferma y se ha hecho adicta a los medicamentos. Y Sam Shepard, el patriarca, intenta desesperadamente normalizar sus vidas hasta que un día, harto de las situaciones límite, desaparece en extrañas circunstancias. Y todo esto hace que el resto de la familia se reúna y que, como en tantas y tantas películas y obras de teatro, como decíamos al principio de esta crónica, sus miserias y rencores salgan a relucir. No podemos decir que en “Agosto” la catarsis sea diferente, pero sí que es magnífica. Los roles de la familia empiezan a asomar poco a poco, como en todos los clanes, con su cara amable y con su lado ácido. Los genes juegan su aplastante papel, a veces con lógica y a veces de una manera cruelmente incomprensible. La verdad absoluta de que en la vida tratamos peor a los seres que más queremos se adueña de la historia. Las preguntas que a lo largo de los años nos hemos guardado porque hemos asumido que nuestra familia es así, afloran de la manera más violenta, con el ansia de quien sale a la calle después de años y años de permanecer encerrado. Las pajas en los ojos ajenos (caramba, que mal suena esta frase en plural) no permiten ver las vigas en los ojos propios, o si lo prefieren los árboles del egoísmo no permiten ver el bosque de los allegados. Y, cómo no, los grandes secretos guardados bajo llave rompen definitivamente las cerraduras (aunque, éstos sí, suelen habitar más en las películas que en la vida real).
Y la dureza de Meryl Streep y Julia Roberts contrastan con la resignación de Ewan McGregorSam Shepard o Chris Cooper. La culpable candidez de Benedict Cumberbatch(magnánimo en “Sherlock”) y de Julianne Nicholson (magnífica en “Masters of sex”) chocan con la impune abstracción de una recuperada para el cine Juliette Lewis o de Abigail Breslin (la ya no tan niña de “Pequeña Miss Sunshine”). Y todos y cada uno de los intérpretes dan más lustre a cada frase del texto, de la obra, de la película. Como decía el título de aquella película de Tornatore, “Están todos bien”. El hecho de que Meryl Streep y Julia Roberts estén nominadas a los Globos de Oro puede incluso sonar a poco, pero al menos no suena tan disparatado como que la Asociación de la Prensa Extranjera que los entrega haya considerado que “Agosto” es una comedia (¡!). Véanla, y luego me cuentan en qué secuencias se han reído más.
Por poner alguna pega, pues la perfección es algo que no existe o que un servidor nunca se ha encontrado, diremos que “Agosto” deja entrever en algunos momentos las costuras del teatro, con esfuerzos por parte del director de cambiar de escenario para que no nos demos cuenta de que las últimas secuencias pertenecen a un mismo acto. También se echa de menos algo del humor ácido que destila la obra original, y que en la película parece haber sucumbido al dramatismo de alguno de sus actores. Y esa sobreactuación que a menudo y equivocadamente se identifica con la “teatralidad” aflora en algunos momentos en algunas interpretaciones, especialmente en las femeninas. Pero esto pasa en las mejores familias, y también en esta, que con un aura mucho más trágica que la que envuelve a ese otro clan explosivo que encabeza las nominaciones a los Goya, podría ser calificada como “la gran familia americana”.Por JOSÉ MARÍA CLEMENTE | 10 de enero de 2014 en VANITYFAIR