lunes, 26 de mayo de 2014

GRACIELA PEROSIO entrevistada por ROLANDO REVAGLIATTI

GRACIELA PEROSIO  entrevistada por ROLANDO REVAGLIATTI

http://revistaislanegra.fullblog.com.ar/graciela-perosio-sus-respuestas-y-poemas.html

UNA PARTE DE LA ENTREVISTA PUBLICADA EN ISLA NEGRA

Entre-vista en tramos-e realizada por Rolando Revagliatti


Graciela Perosio nació el 14 de junio de 1950 en Buenos Aires, ciudad en la que reside,  Capital de la RepúblicaArgentina. Egresada en 1972 de la Facultad de Historia y Letras de la Universidad del Salvador, ejerció la docencia universitaria y dirigió el Departamento de Extensión Cultural del Instituto de Cultura Religiosa Superior. En 1995 obtuvo la Beca Nacional de Investigación del Fondo Nacional de las Artes, para estudiar la obra del poeta argentino Carlos Latorre.Entre 1982 y 2014 ha publicado los poemarios “Del luminoso error”“Brechas del muro”“La varita del mago”“La vida espera”“La entrada secreta”“Regreso a la fuente”“Sin andarivel”“Balandro”. Además de haber sido traducida al italiano y al portugués, fue incluida en numerosas antologías nacionales y extranjeras, tanto en soporte papel como electrónico. Participó en la segunda edición de la Historia de la Literatura Argentina, publicada por el C. E. A. L. (Centro Editor de América Latina). De sus trabajos de investigación citamos “Olvido y reminiscencias en ‘Los pasos perdidos’” en“Historia y mito en la obra de Alejo Carpentier” (1972); “Ricardo Rojas. Primer profesor de literatura argentina” en“Capítulo. Historia de la literatura argentina” (en colaboración con Nannina Rivarola, 1980); “La profesionalización de la crítica literaria” (selección, prólogo y notas, C. E. A. L., 1980);  “‘Casa extrema’ La poesía de Carlos Latorre”, en “Hablar de Poesía” nº 5, Buenos Aires, junio 2001; “Juan Gelman. La construcción del imposible nido” en http://actaliteraria.blogspot.com/2011/10/juan-gelman.html  en octubre 2011. Permanecen inéditos “Juan Rulfo y la cultura de la pobreza”, “Los libros finales de Alfonsina Storni. Reformulación del deseo”, “La poesía de Norah Lange. ‘Un rosario de cuentas blancas’”, etc. Inédito se mantiene el ensayo “Nudos de una lectura” de Luis Bacigalupo, concebido a partir de sus primeros cuatro poemarios (solamente leído por su autor en la presentación de “La vida espera”, en el Museo Libero Badi). Fue en 1994 cuando presentó en la Fundación Del Viso una muestra de pintura titulada “Causas Desaparecidas”. Mientras que en 1999, Aroldo Lewy -en el Museo Luis Perlotti-,  dedicó una muestra escultórica a su obra, trabajando en especial el poemario de 1995. Un año antes, los artistas plásticos Silvana Perl y Enrique Banfi, integraron poemas de su autoría a la instalación urbana “Fuente de Poesía”, la que ha quedado como monumento de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, frente a la Biblioteca Nacional. Sobre su “Regreso a la fuente” fueron realizadas dos muestras performáticas multimediáticas, una en la Sala Solidaridad del Centro Cultural de la Cooperación y la otra en La Casa de la Lectura. Un poema de “Sin andarivel” fue seleccionado por la Secretaría de Cultura del Gobierno de Buenos Aires, para realizar un afiche ilustrado por Alexiev Gandman que se expuso en las veredas de la ciudad.      



    R.R  .2 – Y vos ¿qué te acordás de tu primer libro? Hablame de tus libros.

          GP - En los ochenta ni me imaginaba que la escritura de poesía se convertiría con el tiempo en mi actividad principal. Pensaba, en cambio, que en algún momento iba a reanudar la tarea académica, pero sentí que tenía que sacar un libro como respuesta a la Dictadura, una forma de afirmar que seguía viva. Entonces, bastante a las apuradas, reuní un grupo de textos escritos sin la menor idea de ser publicados, escritos muy íntimos ¿entendés? Así nació “Del luminoso error”, que es del 82. Aún así y con toda su desprolijidad,  rescato de ese conjunto visceral, alguna página como “Lluvia”, en cierto modo un autorretrato válido.
          Siguió “Brechas del muro” de 1986 (mi hijo decía que yo publicaba para los mundiales de fútbol: este año también coincide), con un poema dedicado a Beatriz. Mucho tiempo después de la edición tomé conciencia de que lo había concebido a partir de un encargo que ella me había hecho en vida. Me pidió un texto que expresara los sentimientos de un preso político, algo para una revista militante. Y la verdad, no me salía, quedaba  panfletario, obvio, no lo pude resolver en aquel momento. Y después terminó por darse este texto que surge casi como jugando, alrededor de un verso de Alejandra Pizarnick. Se difundió por primera vez en “Punto de Vista”, y toda la revista estuvo ilustrada por Luis Felipe Noé. Yo ya venía trabajando con la obra de Noé,  pero allí decidí conocerlo personalmente. Una figura magistral, de fuerte ascendencia sobre mí y cuya pintura va a seguir generándome escritos. Mi libro posterior,“La varita del mago”, es una reflexión sobre el vínculo entre las generaciones del ’60 y del ’70. Algunos poemas nacen de la visión de un cuadro de Noé y los  otros parten de la lectura de un verso de Juan Gelman. La escritura y publicación  de ese libro coincidió además con la disolución de mi matrimonio. Y operó como bisagra para  separarme también de mi pasado,  de los amados maestros, del heroísmo como forma de vida. Lleva una dedicatoria que me trajo más de un problema: “A los hombres del ’60 por cuyas ideas mi generación puso el cuerpo.” Lo cual no pretendió decir que la generación del ’60 no puso el cuerpo como se interpretó, sino que no es lo mismo dar la vida a los 20 años, cuando difícilmente tus ideas se puedan considerar cabalmente propias.
          En 1995 se publica el poemario que ronda la figura materna y reflexiona también sobre el suicidio: “La vida espera”.  Lo materno en sí mismo y la femineidad son temas que reaparecen de modo más sesgado en el quinto libro: “La entrada secreta”,  un trabajo con mucha intertextualidad. Alude a las leyendas de la gesta artúrica, al imaginario celta. Aquí importa decir que para los chicos argentinos nacidos en los ’40 y los ’50 el imaginario celta, el rey Arturo y sus caballeros, personajes como Ivanhoe o el Príncipe Valiente fueron lecturas habituales. E integraban la famosa Colección Robin Hood que acompañó nuestra infancia Con este libro inicio mi experimentación en las performances: se presentó en la Sala de Representantes de la Manzana de las Luces y leí el último poema, “Canto de alabanza”, desde el escenario a oscuras y con un único reflector sobre el atril donde estaba el libro. Concluida mi lectura, desde el fondo de la sala empezaron a oírse voces que cantaban los versos y que el público no podía ver. Un efecto “fantasmal” que resultó interesante. Hoy esta forma de presentar un poema se ha vuelto habitual pero en aquel momento fue novedosa y  justamente por lo inesperado, causó mayor emoción en el público.
          A“Regreso a la fuente”, mi sexto libro, la considero una obra aún irresuelta. Creo que debiera reescribirla, pero por ahora la voy completando con puestas en escena. Su escritura me sumergió en una investigación de la mística renacentista y los escritos de las academias italianas. Me apasionó la lectura de la “Hypnerotomachia Poliphili” (“Sueño de Políphilo”) atribuida a Francesco Colonna, aunque  me acerco más a la tesis de Kretzulesco-Quaranta de que se trata de un texto colectivo cuyo compilador fue León Battista Alberti. Un texto en clave redactado por los humanistas de las academias.  De alto contenido ecológico, en él se advierte el peligro de olvidar que provenimos del agua. Profetiza como especialmente riesgoso el momento en que nuestra civilización gire alrededor de las “fuentes negras de la muerte en las tierras donde se inició la humanidad”. Fijate que leí esto a mediados del 2002, faltaban pocos meses para que Estados Unidos invadiera Irak. Una coincidencia conmocionante.
         Después vino  “Sin andarivel”, donde se puede leer entre líneas mi incursión en la meditación budista. Hace días acaba de salir  “Balandro”. Y tengo inédito un  poemario titulado “El privilegio de los años”.



   
       4  R.R .  4 – “Punto de Vista”, “Hablar de Poesía”, importantes –sustanciosas- revistas te han publicado. (Sé que sucedió también con una que yo apreciaba tanto: “Feminaria”.) ¿Qué te hace sentir que tu quehacer aparezca en ellas? 

          GP - Una espera el reconocimiento, esa mirada del colega que nos confirma en el camino, por supuesto, y no siempre se da. Pero aun cuando sí se da, forma parte del trabajo. En cambio hay otras cosas que te desbordan. Fijate que en un sitio de la Red, leí de pura  casualidad , una anécdota de un preso en la cárcel de Río Negro que cuenta esto: “Yo me sostenía leyendo el poema  ‘Tiempo de familia’ de Graciela Perosio; pensaba voy a salir de acá y vamos a volver a estar todos juntos.” Eso es algo más allá de lo esperable. ¿Y sabés cómo le llegó el texto? Porque lógicamente necesité averiguar: el hijo de una ex alumna del taller, que es psicólogo, hace un trabajo de lectura en presidios y cuando falleció su mamá, se había quedado con mi primer libro que es  donde está ese poema.
          Hay reconocimientos íntimos que para mí valen infinitamente, comentarios de lectores, de  personas que pasaron por mis clases. Me parece que si los repito violo el encanto del secreto. También fue fuerte ver mi poema en un  cartel de la avenida 9 de Julio. Y tuve la alegría de que a pesar de que en ese momento fuimos sólo cinco poetas seleccionados por la Secretaría de Cultura de la Ciudad, uno de ellos había asistido a mi taller, Gustavo Álvarez Núñez. ¡Cartón lleno!




 R.R . 10 - El argentino Rafael Freda, para la edición de su poemario “Mundo tenaz” (sonetos) (Alicia Gallegos Editora, Buenos Aires, 1993), concibió un Estudio Preliminar de 24 páginas, interesantísimo (como el propio poemario lo es). Entresaco lo siguiente: “Adoptar un lenguaje poético es lo tradicional; probar a ver qué pasa es experimentar. Tomar lo aceptado e introducirle elementos inesperados es innovar”; “Me gusta imitar. Reconozco mis fuentes. Prefiero el verso medido al verso libre, el verso rimado al verso libre, el verso suelto al verso libre”; “No rechazo la irracionalidad; pero quiero que mi poesía tenga por qués, para compensar las sinrazones de las que se nutre”; “El estudio preliminar lo escribí para que este libro imitara a los libros de texto”; “La poesía agoniza sin lectores, y cada vez hay menos lectores de poesía”. ¿Añadirías, refutarías, comentarías (a sabiendas de que al entresacar, retiré los contextos o escenografía)?

          GP - La poesía no agoniza nada. En todo caso, lo que agoniza en nuestro país es la política cultural.  No hay gestores culturales o hay muy pocos,  hablo especialmente a nivel institucional, y sobre todo escasean gestores que se ocupen del género poético.
           Para contestarte necesito considerar algunas características de este momento histórico. Creo que el neoliberalismo se ha introducido con fuerza en los comportamientos sociales y el mundo de la poesía no es ajeno al fenómeno. Algunas características neoliberales son el no respeto por el trabajo, la incentivación de la competencia, el individualismo a ultranza. Entonces respecto de la valoración del trabajo poético, a mí me puede gustar esta propuesta y no aquélla, eso es válido y siempre ha sido así, pero cuando una persona sostiene una vocación durante años con un trabajo entusiasta, con obra, con estudio, con lecturas, ese trabajo debe ser respetado.
          La poesía no va a morir si nosotros no la matamos. Pero, ¿le damos vida suficiente? La vida surge y se promueve en la reunión de lo diverso. Una gran riqueza literaria no puede provenir de un grupito de personas y de una o dos poéticas nada más, de actitudes sectarias en extremo. Mucho menos en un país como el nuestro con complejidad de regiones muy diferentes entre sí.
           Por otra parte, la política cultural no debe estar limitada por las miserias de la política partidaria. Hay que diseñarla como política de estado y sostenerla en el tiempo. Y es muy poco lo que hay: pocos concursos, pocos subsidios, poca difusión. También ante la escasez, la competencia se vuelve feroz. Y la competencia entre nosotros no va a mejorar las condiciones de la producción cultural, ni la va a incrementar ni a difundir. Cada esfuerzo serio que se pierde nos debilita a todos.
          Es justo destacar el esfuerzo de los blogs de poesía. Ya hace una década o un poco más, algunos escritores, entonces muy jóvenes, empezaron a difundir mucha producción y a conectar a los poetas entre sí a través de la red, esta tarea continúa hoy (nombro a Alejandro Méndez, Selva Dipasquale, Valeria Cervero , Franco Castignani, María Belén Aguirre, de Tucumán,  y son muchos más, más de los que yo alcanzo a leer seriamente y con asiduidad). En la actualidad hay poetas de muy distintas  generaciones trabajando en blogs para difundir  nuestra poesía y la extranjera, a veces con traducciones propias. Como es el caso de Jorge Aulicino, que siempre propone versiones nuevas de poemas clásicos y contemporáneos, o los sitios de poetas como María del Carmen Colombo, Irene Gruss,  Marcelo Leites, Gustavo Tisocco, Catalina Boccardo; son incontables. Esperemos que este empeño no se debilite a futuro. Porque eso es lo que se ve, que muchas veces el entusiasmo decae porque al ser escaso el apoyo desde lugares institucionales, entonces los proyectos dispersos por todo el país, de blogs, de ciclos, de festivales, no encuentran algo que los aglutine, que los interconecte, que los ayude a sedimentar y  perfeccionarse con el paso de los años. Es una pena que no haya prosperado el proyecto de Casa de la Poesía, como la Casa de Poesía Silva, de Colombia. Nosotros tuvimos distintos intentos pero lo cierto es que la Biblioteca, la única especializada en poesía, que tuviera como sede la Casa de Evaristo Carriego en la calle Honduras, hoy desafortunadamente está cerrada, y no contamos con una Casa de Poesía ni en el Gobierno de la Ciudad ni en el Nacional. Tampoco sé en qué quedó el esfuerzo de montar un Museo de la Poesía en la casa de Lafinur en la provincia de San Luis. El Museo se hizo, pero ignoro qué trascendencia ha conseguido. En general, creo que ni siquiera se sabe que el Museo existe.
          De repente aparecen algunas excepciones como la creación del Premio Rosa de Cobre a la Trayectoria Poética, una iniciativa reciente de la Biblioteca Nacional, que esperemos continúe. Pero la riqueza de nuestro movimiento poético actual, que es enorme,  merece mucha más atención y cuidado de los existentes.

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